jueves, 29 de marzo de 2007

Marejada

El rumor del mar al golpear embravecido contra el acantilado apenas se oía en las profundidades de la cueva que se encontraba en su base sumergida. Sin embargo, cada embestida provocaba un pequeño temblor en las paredes cubiertas de conchas y algas.

De repente, un golpe algo más fuerte provocó el derrumbe de parte del techo. Asustada, la muchacha se volvió y nadó hacia las piedras recién caídas para comprobar los daños que habían causado en los jarrones de porcelana que descansaban sobre el lecho marino. Un nuevo temblor hizo que cayeran más rocas y se precipitaran directamente hacia la atemorizada chica. Con un movimiento rápido empezó a girar sobre sí misma, evitando las piedras. Sin embargo, al intentar detenerse no pudo y comprobó cómo la fuerza del mar la arrastraba en círculos cada vez más rápidos...

Desesperada, intentó buscar un punto de agarre, pero su cabello la envolvía como un mar negro y le impedía ver más allá de sus manos, que intentaban apartar algún mechón de pelo sin conseguirlo. El remolino aumentaba más y más de velocidad empujándola hacia el techo de piedra que se acercaba alarmantemente rápido. Intentó un nuevo movimiento, un nuevo quiebro que la sacara del torbellino que tan estrechamente la abrazaba. El cansancio era cada vez mayor, cerró los ojos y se dejó llevar, asumiendo que nada podía hacer ya para librarse de lo que el destino guardara para ella.

El frío de la brisa marina al chocar con su mojado cuerpo le hizo abrir los ojos un instante antes de sentir el golpe sobre la roca. Se agarró con angustia a la rebaladiza piedra, intentando no dejarse arrastrar por las olas intentaban arrastrarla de nuevo. De pronto, todo se calmó. Con miedo, apartó el cabello de su cara y miró al mar. La tormenta había pasado y el mar volvía poco a poco a su tranquilo transitar.

Exhausta, se tumbó en la roca y dejó que el sol que asomaba entre las nubes secara sus escamas mientras ella recuperaba la respiración.

lunes, 26 de marzo de 2007

La celda del frío

Repudiados, exiliados de su hogar en la Torre de las Siete Llaves, buscaron un lugar donde instalar sus maltrechos cuerpos y esperar la definitiva llegada de lo inevitable. Mas cuál no fue su sorpresa al descubrir que los mismos causantes de su exilio habían buscado un lugar adecuado para su condena.

Alejado de la ciudad, situado junto al manicomio - hogar de locos, forzados o naturales- , se alza oscuro el imponente edificio que alberga en sus mazmorras la celda que acoge desde entonces a los despatriados. Desprovista de mobiliario, apenas aclimatada para la vida, la habitación espera hambrienta cada mañana a los desdichados que se alojan en ella.

Con vanos intentos de adaptarla para que sea habitable, los parias recogen comida y bebida de mercados cercanos y se nutren de abrigos para soportar el frío extremo que vive perenne en la Celda del Frío. Mas no consiguen su propósito salvo en efímeros instantes que, contemplando el sol que entra por las ventanas, sueñan que están fuera descansando y no dentro trabajando.

Apiadándose de ellos, la máxima autoridad ha decidido reparar la chimenea que en vez de dar calor, hasta ahora sólo permitía que el frío exterior penetrara. Triste solución, no obstante, pues los lacayos encargados de las reformas para mejorar la habitabilidad del recinto han trabajado todo el día con las puertas de la celda abiertas, provocando que el frío se adueñara de la ya casi confortable celda, volviendo a dar propiedad a su nombre. No contentos con eso, han reído y golpeado los muebles, haciendo aún más inconfortable el repetitivo trabajo de los hastiados despatriados.

¿Qué nueva locura traerá el mañana a la vida de aquellos que han sido confinados en esta triste celda?

domingo, 18 de marzo de 2007

Noticias desde el IWANN

Me llegó ayer un email de los amigos del IWANN 2007 dándome la enhorabuena por la aceptación de mi artículo. Acto seguido, más feliz que unas castañuelas, me puse a mandar mensajes y a pegar botes por el despacho nuevo del CIE.

Un poco más calmada me puse a leer con detenimiento el email que me habían mandado y la verdad es que me dieron ganas de pegarles dos o tres tortas a los señores revisores. Así, resumidamente, venían a decir que han aceptao mi artículo porque encaja muy bien en el congreso y porque parece una aplicación bonita pero que no tiene nada innovador y que no es más que una interfaz... ¬¬

Veamos, yo sé que mi programa no es la muerte de la novedad... pero de ahí a decir que sólo es una interfaz... Ya me gustaría a mí verlos haciendo lo que yo hice en tan solo dos meses después de la odisea de problemas con las FPGAs.

Pero bueno, para ser sinceros yo esperaba que me lo rechazaran diciendo "niña, anda, que no cuela, la próxima vez haz algo antes de mandarlo" así que podemos decir que la cosa ha ido de puta madre :D

Conclusión: del 20 al 22 de junio me voy a San Sebastián, ¿alguien se apunta?

martes, 13 de marzo de 2007

Patines

El aire apartaba el pelo de mi cara y lo agitaba a mi espalda, donde volaba y se entrelazaba libre de ataduras. Con una fuerte inspiración cerré los ojos sintiendo cómo el suelo pasaba irregular bajo mis pies, deslizándose sobre él como si de hielo se tratara. Izquierda, desliza..., derecha, desliza...

Apoyé el peso sobre la pierna izquierda, relajando a la par la derecha, de manera que giré siguiendo el sinuoso trazado del camino. Una suave loma me obligó a acelerar el ritmo. Izquierda, derecha, izquierda, derecha,...

Al sobrepasar el altozano del montículo se abrió a mis pies un espectáculo sobrecogedor que me obligó a detenerme un instante mientras recuperaba el aliento. Las encinas hojas oscuras de mi alrededor se tornaban poco a poco en retama y romero y el suelo pasaba de bermeja tierra a blanca arena. Un poco más abajo, y dominando el paisaje, el brillo rojizo del sol poniente se extendía sobre la superficie cristalina del mar mientras aquel se daba un último baño antes de irse a acostar hasta el siguiente día.

Con una sonrisa, retomé la carretera deslizándome sin necesidad de realizar demasiado esfuerzo salvo el imprescindible para esquivar las pequeñas islas de arena que plagaban el gastado asfalto. Al llegar al límite del camino me apoyé en una roca y saqué de la mochila las chanclas mientras dejaba que el suave rumor del mar me hechizara.

miércoles, 7 de marzo de 2007

Clavada en mi pecho



Hay una espina clavada en mi pecho.


La duda se alimenta de mis fuerzas, cercerna mis espectativas y me empuja a un mundo en que el negro elimina lentamente cada uno de los colores que componen el espectro.

Soy un espectro de lo que solía ser, riéndome cuando veo al resto de la gente reir, bromeando de manera ácida ya que no soy capaz de hacerlo de otra forma.

La forma de un sueño no puede controlarse, qué ocurre y quién aparece escapa de nuestras manos de la misma manera que lo hace el agua cuando intentamos atraparla.

Agua corriendo en ríos, cataratas y mares que van a parar a manantiales de agua dulce para volver a nacer una y otra vez en un ciclo que nunca termina y cuyo ocaso se ve lejano.


Hay una daga clavada en mi pecho.


El ocaso no es siempre el comienzo del fin, puede ser el inicio del principio, pero controlar el paso del día a la noche está fuera del alcance de nuestras manos.

Conseguir una mano que nos ayude a levantarnos cuando no tienes fuerzas ni para alzar la vista es tan infructuoso como intentar salir de un pozo que tú mismo has tapado, tirando la llave después.

No hay llave que todo lo abra, ni puerta que todo lo cierre. Siempre hay rendijas por las que entra la luz, que aunque dañe la vista, es imprescindible para apreciar la vida.


Hay una espada clavada en mi pecho.

jueves, 1 de marzo de 2007

Nerja: There and Back Again

Ayer, día en que por una excusa más o menos legítima no se trabajaba, decidimos acometer la deseada tarea de visitar la costa malagueña, más concretamente Nerja (sí, allí donde Chanquete perdió el barco y la vida, bueno, en orden inverso).

Así que, armados con toallas nos reunimos en la gasolinera de Neptuno para repartirnos en los coches y comenzar nuestro viaje. Sin embargo, el viaje no empezó tan bien como cabría esperar, ya que el señor JP no apareció y nos tuvo preocupados a todos hasta que, bien entrada la mañana (o era ya por la tarde?) contestó al teléfono dando señales de vida...

Sin amedrentarnos por las dificultades, partimos hacia Motril, y llegamos sin demasiada dificultad hasta Nerja. El problema fue aparcar... bueno, unos tuvimos más "suerte" y pudimos colarnos xDDDD Otros, recorrieron repetidas veces el enrevesado centro nerjense (o nerjitano o... como sea) hasta que al final (3 llamadas de teléfono y varias preguntas después) lo consiguieron y llegaron a la Playa de la Burriana.

Nerja: Esperando

Comimos tranquilamente bandejas y más bandejas de pescaíto frito (aunque alguno no accedió y comió menú infantil :P) y después nos tiramos en la playa disfrutando de un helaíto de postre. Ana y yo nos mojamos los pies en el agua y damos fe de que estaba riquísima, la pena fue no tener el bañador allí ^_^

Nerja: Pablo Lennon

Después, nos armamos de valor y nos encaminamos al Balcón de Europa, al que llegamos tras algunas subidas y bajadas. En nuestro caminar encontramos muchos gatitos bien rellenitos, incluso había una casa okupa gatuna :D Tras un café (o batido), volvimos a los coches para regresar a casa.

Nerja: Mirador del Bendito

Todos sabíamos que tendríamos un poco de atasco en el camino de vuelta, pero cuál no fue nuestra sorpresa al encontrarnos con más de 1 hora y media de tráfico prácticamente detenido... y eso sólo hasta Salobreña, donde nos paramos algunos para esperar a que el tráfico se disolviera...

Finalmente, llegamos a casa sanos y a salvo y con ganas de volver a irnos. ¿Cuándo y a dónde es la próxima? :D

PD: Pal que no sea tan friki como yo, el título es como el del Hobbit: The hobbit, there and back again