viernes, 19 de octubre de 2007

Quince minutos andando



Se ajustó la chaqueta y la bufanda y aceleró el paso. La prisa no es un buen aliado, se había olvidado unos papeles en casa y había tenido que volver a casa a por ellos. Ahora llegaba tarde. Adelantó a un par de escolares que iban hacia clase; pintadas, repintadas, con el abrigo a la última moda y las botas sobre unos pantalones de pitillo. ¿A qué hora se levantarán? Mochila rosa cargada y en un solo hombro, cigarrillo en la otra mano. No tardarán en sufrir las consecuencias.

Al pasar bajo el puente del ferrocarril una ráfaga de aire frío se coló bajo su falda, amenazando con levantarla. Mecánicamente bajó la mano y sujetó la falda que ondeaba, dificultándole caminar más deprisa. Miró al cielo aprovechando que no había edificios que le bloquearan la vista. Va a llover. Automáticamente se llevó la mano a la cara, el contraste era evidente. Se reajustó la bufanda para que le tapara la barbilla y volvió a acelerar el paso.

Estaban podando los setos del parque, dejando un olor agradable en el ambiente. Aspiró profundamente y dió un último acelerón, ya veía la mole gris de su destino. Cruzó un par de calles, esquivando a los coches parados. cuando entraba por la puerta miró el reloj. Al final había llegado pronto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Esto te pasó a ti el otro dia? xDD Que como los relatos suelen tener bastante verdad ya no me fio... De todas maneras tú como siempre.

Menos mal q la persona llegó pronto, q mira q da rabia saber q te has dejado algo y tener q volver (y pq el trayecto era andando, q si te pilla en coche o autobús triunfas más si cabe).

PD: De paso le he dado de comer a miauz :)