El mar embravecido zarandeaba la embarcación que intentaba entrar en la ensenada de Milos. Las olas la empujaban hacia los acantilados que rodeaban la entrada, por lo que el capitán Zale tenía que corregir constantemente la dirección para evitar chocarse con ellos. Como buen conocedor del mar y de la traicionera isla, Zale esperó a que una ola propicia le ayudara a encarar la ensenada y gritó la orden de poner los motores a toda máquina. La embarcación entró como una exhalación entre los acantilados, llegando a una zona de relativa calma.
- Puf - oyó que suspiraban a su espalda-. Después de lo que nos ha costado conseguir el cargamento pensé que no conseguiríamos entrar.
El capitán se volvió hacia su interlocutor y se secó el sudor de la frente. Observó al muchacho que le hablaba y una vez más se preguntó si no estaría arriesgando su vida en una empresa imposible. Alto, desgarbado, con la piel blanca y las gafas ladeadas, Nestor parecía más un técnico de laboratorio que un guerrero. Y sin embargo, era su última opción para la locura que se había apoderado del mundo.
- Lo es más cuando no cuentas con el apoyo de Poseidon - le contestó Zale con una sonrisa irónica.
- Si tuviéramos el apoyo de Poseidon probablemente no necesitaríamos...
Una luz verde interrumpió su conversación. El muchacho se asomó a la ventana para que el láser que estaba escaneando el barco desde las paredes del acantilado pudiera captarlo bien. Una llamada empezó a parpadear en el panel de control del barco. Zale pulsó el botón de aceptar y uno de los monitores mostró la imagen de una muchacha de pelo largo y ondulado que sonreía.
- Capitan Zale, hemos observado su maniobra desde las cámaras y el satélite y debo admitir que Nestor tenía razón cuando dijo que usted era el mejor. Me alegro de tenerlo a bordo, bienvenido - dijo Alyssa, recuperando un poco la compostura.
- Gracias, mi señora Alyssa, es un placer unirme a su ejército. Sólo espero que Nestor también esté en lo cierto en lo que respecta al apoyo de Zeus.
- ¿Os importaría dejar de hablar como si yo no estuviera aquí? -espetó el muchacho enfadado.
- Mi sol, no te enfades -dijo conciliadora Alyssa-. No te creas que me he olvidado de ti, pero prefiero felicitarte en privado -añadió guiñando un ojo.
Nestor se sonrojó y, mascullando una disculpa, abandonó la cabina. Zale se echó a reir, entre sorprendido y divertido.
- Mi señora, no sabía yo que teníais ese tipo de relación. De haberlo sabido hubiéramos invocado a Afrodita para que nos ayudara a juntar a dos amantes.
- La diosa del amor no suele ser tan benevolente como insinúas -replicó Alyssa con gesto serio-. Capitán, antes de que Poseidon encuentre una forma de reteneros en el mar, atracad y descargad la mercancía.
- Sí, mi señora.
* Esto nueva saga de relatos nace de unos sueños que he tenido últimamente... principalmente consecuencia de cierto post, de que me dormí viendo Xena y del Age of Mithology.
- Puf - oyó que suspiraban a su espalda-. Después de lo que nos ha costado conseguir el cargamento pensé que no conseguiríamos entrar.
El capitán se volvió hacia su interlocutor y se secó el sudor de la frente. Observó al muchacho que le hablaba y una vez más se preguntó si no estaría arriesgando su vida en una empresa imposible. Alto, desgarbado, con la piel blanca y las gafas ladeadas, Nestor parecía más un técnico de laboratorio que un guerrero. Y sin embargo, era su última opción para la locura que se había apoderado del mundo.
- Lo es más cuando no cuentas con el apoyo de Poseidon - le contestó Zale con una sonrisa irónica.
- Si tuviéramos el apoyo de Poseidon probablemente no necesitaríamos...
Una luz verde interrumpió su conversación. El muchacho se asomó a la ventana para que el láser que estaba escaneando el barco desde las paredes del acantilado pudiera captarlo bien. Una llamada empezó a parpadear en el panel de control del barco. Zale pulsó el botón de aceptar y uno de los monitores mostró la imagen de una muchacha de pelo largo y ondulado que sonreía.
- Capitan Zale, hemos observado su maniobra desde las cámaras y el satélite y debo admitir que Nestor tenía razón cuando dijo que usted era el mejor. Me alegro de tenerlo a bordo, bienvenido - dijo Alyssa, recuperando un poco la compostura.
- Gracias, mi señora Alyssa, es un placer unirme a su ejército. Sólo espero que Nestor también esté en lo cierto en lo que respecta al apoyo de Zeus.
- ¿Os importaría dejar de hablar como si yo no estuviera aquí? -espetó el muchacho enfadado.
- Mi sol, no te enfades -dijo conciliadora Alyssa-. No te creas que me he olvidado de ti, pero prefiero felicitarte en privado -añadió guiñando un ojo.
Nestor se sonrojó y, mascullando una disculpa, abandonó la cabina. Zale se echó a reir, entre sorprendido y divertido.
- Mi señora, no sabía yo que teníais ese tipo de relación. De haberlo sabido hubiéramos invocado a Afrodita para que nos ayudara a juntar a dos amantes.
- La diosa del amor no suele ser tan benevolente como insinúas -replicó Alyssa con gesto serio-. Capitán, antes de que Poseidon encuentre una forma de reteneros en el mar, atracad y descargad la mercancía.
- Sí, mi señora.
* Esto nueva saga de relatos nace de unos sueños que he tenido últimamente... principalmente consecuencia de cierto post, de que me dormí viendo Xena y del Age of Mithology.
2 comentarios:
quedarse dormido viendo Xena es algo peligrosísimo... a ver si te quedas dormida viendo las crónicas de narnia o algo así, y continuas el oraculo de ainish :P
En primer lugar: uouououououo! Qué guay que nuestro post te haya fomentado a tener esos sueños :) Que sigo pensando que son temas muy interesantes y bonitos.
Y sobre el relato me ha gustado mucho los links complementarios, son las notas al pie de toda la vida pero en versión internet xD Eso sí, el detalle del botón de aceptar, el monitor y la luz verde me ha chocado, ¿es el pasado o el futuro?
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