Las cuerdas vibraban con la tensión, podía notarlo más que verlo, ya que se transmitía por todo mi cuerpo hasta la columna vertebral. Intenté levantar la cabeza pero al hacerlo los músculos de mi espalda sufrieron un espasmo y un latigazo de dolor me recorrió el hombro. Esto provocó una nueva convulsión de mi dolorida espalda y oleadas de dolor que me dejaron casi inconsciente.
- Sabes que esto se acabaría pronto si hablaras. Dime lo que sabes y te soltaré.
Apretando los dientes levanté la cabeza con cuidado, ignorando la agonía que eso suponía y le lancé una mirada de odio al hombre que permanecía de pie a la izquierda de la habitación.
- Nunca - murmuré entre dientes.
Con un grito de rabia se acercó a la rueda que tenía a su espalda y la giró. Al hacerlo varios engranajes giraron hasta hacer que las cuerdas que sujetaban mis magulladas muñecas se tensaran aún más. Las lágrimas se me saltaron al estirarse aún más mis brazos, casi descoyuntándolos. Los músculos de mi espalda crujieron por la fuerza a la que estaban sometidos y un dolor latente y continuo se acomodó sobre mi omóplato.
- ¡La vas a matar! - dijo una voz a la derecha.
Giré con cuidado la cabeza e intenté forzar la vista en la persona que allí había. Una nube negra empezó a formarse ante mis ojos a la vez que una neblina blanca se apoderaba de mi mente. Parpadeé para intentar apartarla, pero no sirvió para mucho. Intenté mover la cabeza para aclarar mi cabeza. No fue buena idea. Fue como si me clavaran una aguja en la base del cuello. Intenté no moverme, no provocarme más daño. Pero mi cuerpo temblaba incontrolablemente. El dolor creció y un grito se escapó de mi boca. Me sentí caer en la espiral blanca y negra de la inconsciencia y al hacerlo el dolor desapareció.
- Sabes que esto se acabaría pronto si hablaras. Dime lo que sabes y te soltaré.
Apretando los dientes levanté la cabeza con cuidado, ignorando la agonía que eso suponía y le lancé una mirada de odio al hombre que permanecía de pie a la izquierda de la habitación.
- Nunca - murmuré entre dientes.
Con un grito de rabia se acercó a la rueda que tenía a su espalda y la giró. Al hacerlo varios engranajes giraron hasta hacer que las cuerdas que sujetaban mis magulladas muñecas se tensaran aún más. Las lágrimas se me saltaron al estirarse aún más mis brazos, casi descoyuntándolos. Los músculos de mi espalda crujieron por la fuerza a la que estaban sometidos y un dolor latente y continuo se acomodó sobre mi omóplato.
- ¡La vas a matar! - dijo una voz a la derecha.
Giré con cuidado la cabeza e intenté forzar la vista en la persona que allí había. Una nube negra empezó a formarse ante mis ojos a la vez que una neblina blanca se apoderaba de mi mente. Parpadeé para intentar apartarla, pero no sirvió para mucho. Intenté mover la cabeza para aclarar mi cabeza. No fue buena idea. Fue como si me clavaran una aguja en la base del cuello. Intenté no moverme, no provocarme más daño. Pero mi cuerpo temblaba incontrolablemente. El dolor creció y un grito se escapó de mi boca. Me sentí caer en la espiral blanca y negra de la inconsciencia y al hacerlo el dolor desapareció.
4 comentarios:
dios q enrevesamiento......demasiado denso
Es enrevesao a posta, para dar sensación de agobio.
Aunque puede que me haya pasao xDDD
Mujer, sé que trabajar da un dolor de espalda que te cagas, pero si necesitas un buen masaje puedes pedirlo de otra forma, :-P
Ahora en serio, ánimo, continúa escribiendo así, XDD
Delirio: Pues no funcionó xDD La próxima vez probaré a pedirlo simplemente, a ver si así cuela.
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