Para cualquier persona normal, el silencio era completo, ni siquiera se oían las ramas movidas por el viento. Pero él podía escuchar más allá. Oía la respiración del gato que dormía junto al brasero. Oía el crepitar de las últimas brasas al romperse. Oía el rumor de un ratón paseando bajo la casa. Oía muchas cosas, pero las únicas que le interesaban era el suave murmullo de su respiración y el rítmico latido de su corazón.
Incluso desde fuera de la casa podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo dormido. Con un movimiento rápido y silencioso saltó del árbol en el que se encontraba al alféizar de la ventana para poder ver con más detalle la habitación de su presa.
Sus labios azulados se torcieron en una sonrisa lateral al ver los posters que decoraban las paredes. Crepúsculo. A la muchacha le gustan los "vampiros" cinematográficos... ¿qué haría si supiera que uno estaba observándola ahora mismo? ¿Se emocionaría y querría amarlo para toda la eternidad? Una risa apenas perceptible se escapó de sus labios. Ilusa.
Empujó con suavidad la ventana y entró en la habitación. Lentamente se deslizó hacia la chica que dormía. Algún instinto primario de la humana hizo que se revolviera en sueños, pero no llegó a despertarse. El vampiro observó el cuerpo de la muchacha que estaba descubierto de sábanas. No podía entender la obsesión de los humanos por las relaciones románticas con vampiros... era imposible. Él, al ver la piel suave y desnuda de la chica, sólo podía sentir el calor y percibir la sangre moviéndose por sus venas. Ningún vampiro besaría a un humano... ¡sería como si ellos besaran a un pavo asado!
La sonrisa se ensanchó en su cara, dejando al descubierto sus colmillos. Con un movimiento rápido y preciso se colocó sobre la chica y le clavó los dientes. Bebió con calma al principio, pero al despertarse la chica la sangre empezó a fluir con mayor rapidez y tuvo que beber con más avidez mientras sujetaba a su presa para que no gritara. Un río escarlata empezó a escaparse entre sus labios, el corazón de la muchacha latía tan rápido que no le daba tiempo a tragar.
Poco a poco la chica dejó de resistirse y el vampiro pudo dedicarse a saborear el rojo manjar. ¡Qué delicia! ¡Ya casi no quedaban jóvenes vírgenes! Con un suspiro, soltó a su presa ya muerta y la dejó reposar sobre la cama. Ahora que sus labios habían perdido el color y su cuerpo yacía inerte sí que tenía cierto atractivo... pero no el suficiente como para besarla siquiera. Aún con la sonrisa ladeada pintada en su cara, el vampiro saltó por la ventana y se internó en la noche.
Incluso desde fuera de la casa podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo dormido. Con un movimiento rápido y silencioso saltó del árbol en el que se encontraba al alféizar de la ventana para poder ver con más detalle la habitación de su presa.
Sus labios azulados se torcieron en una sonrisa lateral al ver los posters que decoraban las paredes. Crepúsculo. A la muchacha le gustan los "vampiros" cinematográficos... ¿qué haría si supiera que uno estaba observándola ahora mismo? ¿Se emocionaría y querría amarlo para toda la eternidad? Una risa apenas perceptible se escapó de sus labios. Ilusa.
Empujó con suavidad la ventana y entró en la habitación. Lentamente se deslizó hacia la chica que dormía. Algún instinto primario de la humana hizo que se revolviera en sueños, pero no llegó a despertarse. El vampiro observó el cuerpo de la muchacha que estaba descubierto de sábanas. No podía entender la obsesión de los humanos por las relaciones románticas con vampiros... era imposible. Él, al ver la piel suave y desnuda de la chica, sólo podía sentir el calor y percibir la sangre moviéndose por sus venas. Ningún vampiro besaría a un humano... ¡sería como si ellos besaran a un pavo asado!
La sonrisa se ensanchó en su cara, dejando al descubierto sus colmillos. Con un movimiento rápido y preciso se colocó sobre la chica y le clavó los dientes. Bebió con calma al principio, pero al despertarse la chica la sangre empezó a fluir con mayor rapidez y tuvo que beber con más avidez mientras sujetaba a su presa para que no gritara. Un río escarlata empezó a escaparse entre sus labios, el corazón de la muchacha latía tan rápido que no le daba tiempo a tragar.
Poco a poco la chica dejó de resistirse y el vampiro pudo dedicarse a saborear el rojo manjar. ¡Qué delicia! ¡Ya casi no quedaban jóvenes vírgenes! Con un suspiro, soltó a su presa ya muerta y la dejó reposar sobre la cama. Ahora que sus labios habían perdido el color y su cuerpo yacía inerte sí que tenía cierto atractivo... pero no el suficiente como para besarla siquiera. Aún con la sonrisa ladeada pintada en su cara, el vampiro saltó por la ventana y se internó en la noche.
5 comentarios:
Dedicado a todos los que odian a los vampiros emos y mariquitas xDDD
Joer, te has adelantado a mi comentario xD
"bebió con calma al principio, pero luego con mayor rapidez", esto será utilizado por las adolescentes para decir "qué romántico, empieza con ternura y luego se deja llevar por la pasión..." xD
así que yo creo que las que quieran ver romanticismo en que te chupen la sangre, lo van a ver en cualquier lao :P
Fergu: ¿Tb ibas a dedicar mi post a alguien? xDDD
Quique: Hombre, lo de beber primero con calma y eso es por los latidos del corazón... pero bueno, como tú dices, alguien habrá que le encontrará el romanticismo a eso :P
jajaja, genial!! xD
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