Por un día, disfrutamos de las camas del camarote y dormimos algo más de lo que solíamos... aunque tampoco nos quedamos hasta muy entrada la mañana porque queríamos hacer lo único que no habíamos hecho todavía... disfrutar del barco.
Nos dimos un paseo por un barco semi-fantasma donde había poca gente menor de 30 años... la mayoría estaba durmiendo todavía. Al pasear por la cubierta descubrimos que los jacuzzis estaban vacíos y decidimos cambiarnos y meternos a pesar del frío y cortante aire que hacía.
Ya en bikini y cargados con nuestras toallas de playa, nos metimos en los jacuzzis. Nos tuvimos que separar en 3 y 3 porque había gente metida... nosotros compartimos jacuzzi con unas abuelillas catalanas bastante charlatanas...
Aunque acabaron yéndose (vayamos a que se arrugasen más) y nos juntamos todos en uno solo. Durante el rato que estuvimos dentro nos visitó Alberto (que hizo las fotos), Ñete y Fergu (que parece que eran de los pocos vivos que había por el barco) y ... el camarero!! Porque, señoras y señores, nos servían copas en los jacuzzis... eso era vida.
El problema fue salir. Porque vereis, el barco iba a toda leche, lo que hacía que el airecito que corría fuera bastante desagradable en comparación a la temperatura de unos 25º que tenía el agua en que estábamos metidos y salir parecía poner en peligro nuestras vidas. Finalmente salimos y echamos a correr para dentro -aviso para personas con gafas... pónganse las gafas antes de salir corriendo y evitarán tropiezos innecesarios-. El problema es que nos equivocamos de sentido de huida y... tuvimos que pasar en bikini y chorreando por delante de una docena de compañeros de clase....
Después de esto comimos (aunque no pudimos bajar al restaurante como queríamos porque Aldo nos lo había pedido explícitamente) y nos fuimos de sobremesa al Casino con un trivial. Cabe decir que el número de gente que juntamos fue impresionante, pero que se vio reducido rápidamente por algunos mareos debidos al movimiento del barco...
Con todo y con eso, disfrutamos de una agradable -y lucrativa para alguno que ganó 20€ en las tragaperras- tarde... teniendo cuidado de no mirar a las cortinas para no marearnos.
Recogimos la ropa y la metimos en las maletas con mucha pena... y mucho esfuerzo - ¡Dios, cuántas cosas hemos comprado!- y las dejamos en la puerta para que las prepararan para el desembarco. Como podreis suponer, tuvimos que dejar fuera la ropa del día siguiente y el pijama... aunque habíamos decidido no dormir en esta última noche.
Después de cenar y despedirnos de Aldo y Christian nos fuimos a la discoteca que estaba un poco muerta (totalmente muerta, vamos) y tras tomarnos unas copas nos fuimos a por nuestros abrigos y a cubierta. La gente se fue cansando y se fue yendo a dormir... la verdad es que el ánimo iba decayendo, el fin del crucero estaba próximo...
El sueño puedo con nosotros y aunque como estoicos campeones intentamos no sucumbir a Morfeo... no resultaba sencillo.
A las 7 de la mañana no puede más y me fui a la habitación a echar una cabezada de media horita. Allí estaban dormiditas mis compañeras de habitación por todo este crucero...
Nos levantamos, recogimos todo y nos fuimos a desayunar, abandonando para siempre el camarote. Bajamos del barco, recuperamos nuestras maletas y nos subimos al autobús que durante 12 horas nos iba a conducir hasta Granada.
Ya queda poco más que contar de este viaje que espero no olvidar nunca.
Realmente no sé cómo terminar este bitácora... salvo diciendo a todos mis compañeros y amigos de viaje que me alegro mucho de haber compartido esta experiencia con ellos, que me permitirá recordarlos siempre disfrutando de los países y ciudades que visitamos y de los lujos del barco donde vivimos, y no estudiando o haciendo prácticas y que.... ¿Cuándo lo repetimos?
Nos dimos un paseo por un barco semi-fantasma donde había poca gente menor de 30 años... la mayoría estaba durmiendo todavía. Al pasear por la cubierta descubrimos que los jacuzzis estaban vacíos y decidimos cambiarnos y meternos a pesar del frío y cortante aire que hacía.
Ya en bikini y cargados con nuestras toallas de playa, nos metimos en los jacuzzis. Nos tuvimos que separar en 3 y 3 porque había gente metida... nosotros compartimos jacuzzi con unas abuelillas catalanas bastante charlatanas...
Aunque acabaron yéndose (vayamos a que se arrugasen más) y nos juntamos todos en uno solo. Durante el rato que estuvimos dentro nos visitó Alberto (que hizo las fotos), Ñete y Fergu (que parece que eran de los pocos vivos que había por el barco) y ... el camarero!! Porque, señoras y señores, nos servían copas en los jacuzzis... eso era vida.
El problema fue salir. Porque vereis, el barco iba a toda leche, lo que hacía que el airecito que corría fuera bastante desagradable en comparación a la temperatura de unos 25º que tenía el agua en que estábamos metidos y salir parecía poner en peligro nuestras vidas. Finalmente salimos y echamos a correr para dentro -aviso para personas con gafas... pónganse las gafas antes de salir corriendo y evitarán tropiezos innecesarios-. El problema es que nos equivocamos de sentido de huida y... tuvimos que pasar en bikini y chorreando por delante de una docena de compañeros de clase....
Después de esto comimos (aunque no pudimos bajar al restaurante como queríamos porque Aldo nos lo había pedido explícitamente) y nos fuimos de sobremesa al Casino con un trivial. Cabe decir que el número de gente que juntamos fue impresionante, pero que se vio reducido rápidamente por algunos mareos debidos al movimiento del barco...
Con todo y con eso, disfrutamos de una agradable -y lucrativa para alguno que ganó 20€ en las tragaperras- tarde... teniendo cuidado de no mirar a las cortinas para no marearnos.
Recogimos la ropa y la metimos en las maletas con mucha pena... y mucho esfuerzo - ¡Dios, cuántas cosas hemos comprado!- y las dejamos en la puerta para que las prepararan para el desembarco. Como podreis suponer, tuvimos que dejar fuera la ropa del día siguiente y el pijama... aunque habíamos decidido no dormir en esta última noche.
Después de cenar y despedirnos de Aldo y Christian nos fuimos a la discoteca que estaba un poco muerta (totalmente muerta, vamos) y tras tomarnos unas copas nos fuimos a por nuestros abrigos y a cubierta. La gente se fue cansando y se fue yendo a dormir... la verdad es que el ánimo iba decayendo, el fin del crucero estaba próximo...
El sueño puedo con nosotros y aunque como estoicos campeones intentamos no sucumbir a Morfeo... no resultaba sencillo.
A las 7 de la mañana no puede más y me fui a la habitación a echar una cabezada de media horita. Allí estaban dormiditas mis compañeras de habitación por todo este crucero...
Nos levantamos, recogimos todo y nos fuimos a desayunar, abandonando para siempre el camarote. Bajamos del barco, recuperamos nuestras maletas y nos subimos al autobús que durante 12 horas nos iba a conducir hasta Granada.
Ya queda poco más que contar de este viaje que espero no olvidar nunca.
Realmente no sé cómo terminar este bitácora... salvo diciendo a todos mis compañeros y amigos de viaje que me alegro mucho de haber compartido esta experiencia con ellos, que me permitirá recordarlos siempre disfrutando de los países y ciudades que visitamos y de los lujos del barco donde vivimos, y no estudiando o haciendo prácticas y que.... ¿Cuándo lo repetimos?
2 comentarios:
Maldición me has ganado la carrera con un amplísimo margen!
Y encima tengo pendiente el post de mi cumple! Si nos pusieran notas por hacer blogs tendríamos matrícula, porque me estoy dedicando más a esto que a la carrera xD
A mí viendo la primera foto me surge una duda: ¿probásteis a salir todos del jacuzzi a ver si las burbujas cesaban? }:D Es que me recuerda sospechosamente al jacuzzi de Timón y Pumba...
P.D.:
No estoy diciendo que alguna persona me recuerde a Timón o Pumba, o por lo menos ninguna de menos de treinta años, claro.
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