Catarata

catarata.
(Del lat. cataracta, y este del gr. καταράκτης).
1. f. Cascada o salto grande de agua.
2. f. Opacidad del cristalino del ojo, o de su cápsula, o del humor vítreo, que impide el paso de los rayos luminosos y conduce a la ceguera

Todos hemos sentido alguna vez que nuestra vida está incontrolada. He intentado tomar las riendas de mi vida pero no lo termino de conseguir. Me siento como si viajara en una pequeña canoa de la que perdí los remos hace tiempo y que recorre un río caudaloso del que no se ven las orillas. Para virar, no tengo más que una cucharilla de café y mi voluntad. Pero eso no es suficiente cuando te ves que la velocidad de la canoa aumenta y te lleva sin remedio a una catarata (acepción 1).

Lo peor de todo es que, en medio de mi vagar hacia esta caída de agua inmensa, me doy cuenta de que no llevo las gafas, de que todo es borroso e indeterminado. Los que no sufran problemas de vista no me entenderán... pero si me quito estas lentes converguentes que llevo siempre (ya sea como lentillas o como gafas), el mundo pierde los límites que separan a los objetos y me encuentro rodeada por un mar de colores que no me dicen nada. Es agobiante despertarte rodeada de negro, verde, rojo y amarillo y no saber muy bien a qué atenerte. Si es así en mi propia habitación, imagínate si estoy en un sitio que no conozco.

Lo bueno de algunas afecciones de la vista es que pueden curarse mediante una sencilla operación. La miopía, por ejemplo, es una de ellas; pero cualquier tipo de intervención quirúrgica conlleva un riesgo, por pequeño que sea. En el caso de la vista, este riesgo va desde un defecto visual perenne (hipermetropia, por ejemplo) hasta la ceguera completa. Cada uno tiene que evaluar las limitaciones de una minusvalía visual y las posibilidades de que algo salga mal. Mañana operan a mi padre de cataratas (acepción 2). No es la primera vez, todo irá bien... pero el médico que le opera es humano. Y los humanos se equivocan... demasiado amenudo.