El jueves pasado iba yo con prisas, como suelo ir siempre, y cerré con demasiada fuerza la puerta de mi casa. Como era una hora de esas en que la gente suele dormir la siesta, pensé que con el portazo que iba a dar se despertaría medio bloque, así que eché la mano derecha hacia atrás para detenerla un poco y que el golpe fuera menor.
Puede que fuera el cansancio acumulado, o que estaba guardando el mp3 en el bosillo con la otra mano o simplemente que no me fijé en la cara de odio contenido que tenía mi puerta... El caso es que estiré demasiado la mano y la puse entre la puerta y la jamba (la pieza lateral del marco que rodea a la puerta).
Como podreis imaginaros, el dolor fue indescriptible... y la consecuencia, obvia: tengo el dedo gordo de la mano derecha hinchado al doble de su tamaño, la uña medio morada (no, no me la he pintado de ese color) y cualquier cosa que me roce en el nacimiento de la uña -que es la parte que se llevó el golpe- me hace casi llorar de dolor.
Sí, fui al médico y, apesar de que se lo pedí, no me quiso drenar la sangre para que esto no se hinchara tanto y el dolor fuera menor con la excusa de que se podía infectar. Simplemente me dijo que de aquí a un mes empezaría a mejorar o se me caería la uña y me empezaría a crecer una nueva y que en un año todo volvería a estar como antes. Empiezo a pensar que no me importaba tanto que se me infectara si eso evitara que me doliera tanto...
Como daños colaterales, no puedo escribir a mano; he aprendido a darle a la barra espaciadora, hacer zumo, machacar ajos con el mortero y ponerme los pendientes con la mano izquierda; no puedo abrocharme el bikini o el sujetador sola sin ver estrellitas de dolor; he descubierto miles de tareas para las que usaba el dedo gordo sin darme cuenta y que ahora, por ser diestra, implican dolor o varios intentos usando la mano izquierda.
Esto de la mala racha empieza a sonar a maldición....
Puede que fuera el cansancio acumulado, o que estaba guardando el mp3 en el bosillo con la otra mano o simplemente que no me fijé en la cara de odio contenido que tenía mi puerta... El caso es que estiré demasiado la mano y la puse entre la puerta y la jamba (la pieza lateral del marco que rodea a la puerta).
Como podreis imaginaros, el dolor fue indescriptible... y la consecuencia, obvia: tengo el dedo gordo de la mano derecha hinchado al doble de su tamaño, la uña medio morada (no, no me la he pintado de ese color) y cualquier cosa que me roce en el nacimiento de la uña -que es la parte que se llevó el golpe- me hace casi llorar de dolor.
Sí, fui al médico y, apesar de que se lo pedí, no me quiso drenar la sangre para que esto no se hinchara tanto y el dolor fuera menor con la excusa de que se podía infectar. Simplemente me dijo que de aquí a un mes empezaría a mejorar o se me caería la uña y me empezaría a crecer una nueva y que en un año todo volvería a estar como antes. Empiezo a pensar que no me importaba tanto que se me infectara si eso evitara que me doliera tanto...
Como daños colaterales, no puedo escribir a mano; he aprendido a darle a la barra espaciadora, hacer zumo, machacar ajos con el mortero y ponerme los pendientes con la mano izquierda; no puedo abrocharme el bikini o el sujetador sola sin ver estrellitas de dolor; he descubierto miles de tareas para las que usaba el dedo gordo sin darme cuenta y que ahora, por ser diestra, implican dolor o varios intentos usando la mano izquierda.
Esto de la mala racha empieza a sonar a maldición....
1 comentario:
Espero que te mejores pronto, vaya putada. Nos vemos esta noche, a ver si el salir un poco te mejora el dedo, que llevo un siglo sin salir de tapas.
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