miércoles, 13 de febrero de 2008

Minirrelato: Claro en el bosque

Me apoyé sobre el tronco más cercano, intentando recuperar la respiración. Los años no pasan en vano, gruñó una voz en mi interior. Aun así, empecé a correr de nuevo, esquivando las ramas bajas de los castaños. Me acerqué a un montón de hojas caducas y, sin pensar, le pegué una patada, haciendo que una lluvia de tonos pardos enmarcaran mi carrera.


Al llegar al río, utilicé los cantos rodados para cruzarlo. Justo en la última piedra, cuando ya me congratulaba de mi hazaña sin tropiezos, resbalé y caí al agua, levantando la mochila para que no se mojara. Sin poder evitarlo, comencé a reirme a carcajadas; me sentía libre. Al cabo de un rato me levanté, completamente empapada y tiritando, y eché a correr para intentar entrar en calor.

Seguí corriendo, sin preocuparme por el dolor del costado o por la respiración entrecortada. Casi sin darme cuenta llegué a mi objetivo. Una gran sonrisa se dibujó en mi cara mientras me tumbaba sobre el manto de hojas que cubrían el claro y dejaba que el suave sol otoñal bañara mi aterido cuerpo.


Escuchando: Never grow old - The Cranberries

3 comentarios:

Ana dijo...

Muy chulo.
También me gustaría tumbarme sobre un sitio blandito del campo como la protagonista y dejar la mente en blanco. Es lo más relajante que se me ocurre.

AraqueAuron dijo...

Qué bonito, como siempre tan realista y bien expresado (hay que ver, y eso que no te gusta la lectura como a mí, que sino verías lo bien que te podrías expresar al escribir :P:P:P).

También remarco la ligera referencia a tu recién aumento de contador de años :) Si es que ya estamos viejos para esos trotes, y encima corriendo empapada! más te (le) vale no haberte resfriado.

Quique dijo...

Podría estar bien hacer alguna excursión de senderismo y eso, en cuanto empiece a hacer menos frío, of course ;)

Y os prometo que si atravesamos un río me caeré, que pa eso soy torpe con ganas...