Noche de luna llena, oculta entre grises nubes. Madrugada de febrero templada.
Cae una solitaria gota en la punta de mi nariz mientras camino de vuelta a casa sola por la calle vacía. Levanto la vista al cielo oscuro y rozan mis párpados más gotas rumbo al suelo. Reduzco el paso y respiro hondo.
La calle responde con eco al sonido desacompasado de los tacones sobre la acera. Tac tac tac toc tac tac toc tac tac trrrac. Una persiana se cierra, único signo de vida humana. Un cascabel suena huérfano a mi lado, se lamenta de su hermano caído sin pena ni gloria.
Toco la bufanda y la noto húmeda. Miro a la farola bajo la que estoy pasando y dejo que la lluvia limpie mi rostro. Compruebo que el gorro está chorreando. Giro hacia la derecha y respiro hondo.
Las luces inconscientes del semáforo cambian de verde a carmesí, ignorantes de que no hay nadie que siga sus instrucciones. Algunas personas corren bajo la lluvia y me pregunto si debería abrir el paraguas. Rechazo la idea y vuelvo a contemplar el cielo, disfrutando de la caricia del agua en mi frente. Cruzo el semáforo y respiro hondo.
Me refugio en el portal con pena al tiempo que abro la puerta de color rosáceo. Arrastro los pies hasta el ascensor y me giro a mirar el espejo mientras espero. Unos ojos cansados me observan brillantes al otro lado, enmarcados por una mata de cabellos oscuros y mojados. Algo más abajo, una sonrisa tranquila y relajada justifica las arrugas que perfilan mi cara.
Cae una solitaria gota en la punta de mi nariz mientras camino de vuelta a casa sola por la calle vacía. Levanto la vista al cielo oscuro y rozan mis párpados más gotas rumbo al suelo. Reduzco el paso y respiro hondo.
La calle responde con eco al sonido desacompasado de los tacones sobre la acera. Tac tac tac toc tac tac toc tac tac trrrac. Una persiana se cierra, único signo de vida humana. Un cascabel suena huérfano a mi lado, se lamenta de su hermano caído sin pena ni gloria.
Toco la bufanda y la noto húmeda. Miro a la farola bajo la que estoy pasando y dejo que la lluvia limpie mi rostro. Compruebo que el gorro está chorreando. Giro hacia la derecha y respiro hondo.
Las luces inconscientes del semáforo cambian de verde a carmesí, ignorantes de que no hay nadie que siga sus instrucciones. Algunas personas corren bajo la lluvia y me pregunto si debería abrir el paraguas. Rechazo la idea y vuelvo a contemplar el cielo, disfrutando de la caricia del agua en mi frente. Cruzo el semáforo y respiro hondo.
Me refugio en el portal con pena al tiempo que abro la puerta de color rosáceo. Arrastro los pies hasta el ascensor y me giro a mirar el espejo mientras espero. Unos ojos cansados me observan brillantes al otro lado, enmarcados por una mata de cabellos oscuros y mojados. Algo más abajo, una sonrisa tranquila y relajada justifica las arrugas que perfilan mi cara.
7 comentarios:
Como te resfríes verás.... :P, pero probablemente mereció la pena ;)
Que cool estar bajo la lluvia. Ya escribí yo sobre eso una vez.
Me ha gustado mucho el relato! Y como diría alguien que conocemos, no hay 'palabros' raras :P
Al final vas a conseguir despertar mi gusanillo por la lectura (:S) pq mientras lo estaba leyendo he estado imaginando las escenas que contabas. Me he podido poner en la piel de la protagonista (q eres tú, no? :)).
Lo del semáforo que pasa a carmesí me ha gustado, y sobretodo las 2 últimas frases del todo.
fergu, lo tuyo era más cyberpunk. Esto es más autobiográfico :D
Sí, muy chulo. Pero como dice alayma espero que no te resfries.
La prosa está chula, me ha gustao (y que no sirva de precedente :P).
No me hagas mucho caso, pero yo la he entendido como que la chica estaba muy triste, y más teniendo en cuenta el ambiente que se describe. Aunque cuando llega al portal parece que se está partiendo la caja, no sé, será feliz por ser mujer.
Por cierto, bastante tenemos con tener que llamar al amarillo de los semáforos "ámbar" para que tú ahora propongas palabras para los otros colores :P Te invito a que en la próxima historia te inventes uno para el verde.
Alayma y Athenea: Pues me he resfriado un poco, sí... pero no me arrepiento.
Auron: No sabes el halago que acabas de echarme al decir que te estoy despertando a la lectura.
Kimahri: Como dice Auron, la protagonista soy yo... y tan metafísica no me puse, pero sí llegué superfeliz a casa después de caminar un rato bajo la lluvia. Y por cierto, yo no le pongo nombre a los colores, ya los tienen :P
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