Menuda noche que llevo... y sólo acaba de empezar, pensó Raphael mientras auscultaba al paciente. Un atropello con fuga, una pelea a navajazos entre hermanos, una embarazada sexagenaria de parto y ahora esto, una traqueotomía chapucera hecha por una rata de laboratorio en un pub.
- Ángel... -susurró el paciente.
- ¿Perdone? Señor... Brooks, ¿se encuentra usted bien? ¿sabe dónde está?
- ¿Donde... está... el ángel? - preguntó con dificultad el paciente mientras abría los ojos.
- Tranquilícese, soy el doctor Raphael Breuer. Está en un hospital, no intente hablar. ¿Puede seguir la luz? - Está delirando, mierda, ¿tendrá un derrame por la caída?- pensó Raphael mientras movía una pequeña linterna delante de los ojos.
Tras varias comprobaciones más, Raphael se relajó. El señor Brooks empezó a contestar coherente y todo parecía estar bien. Llamó a un enfermero y le pasó el historial actualizado del paciente.
- Señor Brooks...
- Llámeme Johnny, por favor.
- Bien, Johnny. Le han practicado una traqueotomía de emergencia que le ha salvado la vida, pero que puede infectarse. Así que vamos a darle antibióticos y a tenerle en observación, ¿de acuerdo?
- Sí,... pero... ¿dónde está el ángel de la muerte?
- ¿Perdón? - ¿ángel de la muerte?¿dónde he leído yo eso? se preguntó Raphael.
- Ehm... quien me mat... la persona que me salvó.
- ¡Ah! La chica que le practicó la traqueotomía está en la sala de espera - señaló Rick, el enfermero -. No la hemos dejado pasar porque no era familia.
- ¿Quiere usted que vayan a buscarla?
- Sí, por favor.
- ¿Quiere que vaya a buscarla yo, doctor? - preguntó Rick.
- No, me acercaré yo, quiero hablar con ella sobre la "intervención".
Raphael salió de la habitación moviendo la cabeza - ángel de la muerte, ¿de qué me suena?- y se encaminó a la sala de espera. Había poca gente a esas horas, un par de personas esperando entrar en urgencias y una chica. La chica era joven, más bien regordeta y con el pelo castaño y liso; esperaba sentada en uno de los bancos mientras jugaba nerviosa con un mechón de cabello.
- Hola, soy el doctor Breuer, ¿es usted amiga del señor Brooks?
- ¿El señor Brooks? Ehms...¿el alma perdida? digo... ¿Johnny?
- Sí,... Le realizó una traqueotomía en mitad de un bar, ¿no?
- Pues... sí, bueno, se estaba ahogando... se había atragantado... un accidente y... y... simplemente actué.
- Y lo hizo muy bien, dadas las circunstancias. ¿Es usted médico, señorita...?
- Williams, Martha Williams. Y no, bueno, sí. Estudié medicina -contestó la muchacha sonrojándose-, pero ahora mismo trabajo en el laboratorio de farmacéutico de la Universidad.
- ¡Ah! - No iba tan desencaminado con lo de rata de laboratorio después de todo, pensó con una sonrisa-. Su... amigo pregunta por usted, por favor, venga conmigo.
Raphael acompañó a Martha hasta la habitación y después se dirigió hasta la sala de enfermeras. Mientras pensaba en la extraña pareja.
- ¿Cómo se encuentra la señora Diane Smith?
- La milagrosa Sarah evoluciona perfectamente. Y el pequeño también está bien. - le contestó una de las enfermeras.
- ¿Sarah? - preguntó Raphael con un temblor en la voz.
- Sí,como en la Biblia, la mujer de Abraham que dio a luz tan mayor...
- Ehm... claro, claro, Sarah, jeje... discúlpame.
A paso ligero Raphael se dirigió hasta el cuarto de baño y vomitó. Ahora recordaba dónde había leído lo del ángel de la muerte. Con manos temblorosas metió una mano en el bolsillo de su camisa y sacó un papel doblado. Lo extendió completamente y releyó lo que había allí escrito.
Instrucciones para la redención: Raphael, ángel de la enfermedad
Si no cumple las siguientes instrucciones fallecerá irremediablemente en 10 días.
1º Salvar a Abel de las manos de Caín.
2º Ayudar a Sarah a dar a luz.
3º Parar la caída de Lucifer, el ángel de la muerte.
4º Matar a Nabucodonosor, alma perniciosa.
...
Pero, ¿qué estaba pasando? Todo este follón parecía sacado de una teleserie barata y sin embargo... Una nueva nausa le retorció el estómago y se inclinó sobre el váter justo a tiempo.