Navegando por las fotos que ha hecho Iván con su nueva pijo-cámara vi esta que os pongo abajo y automáticamente se me ocurrió este relatillo. Espero que os guste (dadle a play antes de empezar a leer).
Encadenados al pasado
Respiraba con dificultad, cada inspiración provocaba un pitido en su pecho, como si sus pulmones fueran incapaces de asimilar el suficiente oxígeno como para que su cuerpo se recuperara. Cada inhalación resultaba dolorosa, los pulmones chocaban contra las costillas que los presionaban e impedían que se hincharan lo necesario. Rendido y exhausto se dejó caer sobre la fría piedra, provocando un sonido de entrechocar metal que resonó en sus oídos incluso después de que el eco se hubiera ahogado. Frustrado, apoyó los codos sobre las rodillas y escondió la cabeza entre los brazos. Intentó controlar las lágrimas que se agolpaban en sus ojos, pero no tenía fuerzas para hacerlo.
Poco a poco consiguió serenarse y se dijo a sí mismo que debía llorar, que no era malo, que no era un signo de debilidad. Llorar era una señal de que seguía vivo a pesar de su encierro. Levantó la cabeza y miró la cadena que le anclaba a ese lugar maldito. Los eslabones de hierro forjado se ensamblaban los unos con los otros, girándose y retorciéndose hasta llegar al anclaje con la fría piedra de su prisión sin muros. Acarició los anillos de su cordón umbilical con el pasado, fríos, inertes.
Retiró la mano sobresaltado cuando, al llegar al séptimo eslabón notó una irregularidad en la superficie perfecta de metal. Con el corazón palpitando por la emoción, se agachó y observó con atención el extraño fenómeno. En efecto, había una grieta, pequeña, casi invisible a la vista, en aquel anillo. Ahí estaba, el eslabón débil de cualquier cadena... y su oportunidad para escapar de aquella condena. Cargado con nuevas energías, se puso en pie, agarró justo por encima del enlace imperfecto y empezó a tirar, de nuevo; aunque ahora lo haría con una sonrisa en la cara y esperanza en el corazón.
Encadenados al pasado
Respiraba con dificultad, cada inspiración provocaba un pitido en su pecho, como si sus pulmones fueran incapaces de asimilar el suficiente oxígeno como para que su cuerpo se recuperara. Cada inhalación resultaba dolorosa, los pulmones chocaban contra las costillas que los presionaban e impedían que se hincharan lo necesario. Rendido y exhausto se dejó caer sobre la fría piedra, provocando un sonido de entrechocar metal que resonó en sus oídos incluso después de que el eco se hubiera ahogado. Frustrado, apoyó los codos sobre las rodillas y escondió la cabeza entre los brazos. Intentó controlar las lágrimas que se agolpaban en sus ojos, pero no tenía fuerzas para hacerlo.
Poco a poco consiguió serenarse y se dijo a sí mismo que debía llorar, que no era malo, que no era un signo de debilidad. Llorar era una señal de que seguía vivo a pesar de su encierro. Levantó la cabeza y miró la cadena que le anclaba a ese lugar maldito. Los eslabones de hierro forjado se ensamblaban los unos con los otros, girándose y retorciéndose hasta llegar al anclaje con la fría piedra de su prisión sin muros. Acarició los anillos de su cordón umbilical con el pasado, fríos, inertes.
Retiró la mano sobresaltado cuando, al llegar al séptimo eslabón notó una irregularidad en la superficie perfecta de metal. Con el corazón palpitando por la emoción, se agachó y observó con atención el extraño fenómeno. En efecto, había una grieta, pequeña, casi invisible a la vista, en aquel anillo. Ahí estaba, el eslabón débil de cualquier cadena... y su oportunidad para escapar de aquella condena. Cargado con nuevas energías, se puso en pie, agarró justo por encima del enlace imperfecto y empezó a tirar, de nuevo; aunque ahora lo haría con una sonrisa en la cara y esperanza en el corazón.
8 comentarios:
Un relato con el que nos sentimos identificados todos en algún momento de la vida unido a un buen encuadre de foto y con la banda sonora adecuada... que mejor receta para un post ;)
Hombre, yo le pondría un pequeñísimo detalle para que fuera perfecto... Pero creo que a las tías no les iba a hacer mucha gracia.
Ya me callo.
Salve decir que esa foto está tomada en la catedral de Granada no? :)
Sirva este post para conseguir que me sorprenda al dar un "garbeo virtual" por las fotos de Ivan. Desde luego da verguenza al pensar en las cutrefotos de uno mismo xD
Muy bonito el relato, está bien pensar en la realidad. Nunca lo había hecho con un piano de fondo; bueno, además hay voz cantante, batería y todo eso, pero queda muy bien, perfecta para activar las neuronas.
PD: ¿Al final escapa? Pq con la de cosas que hay ahí fuera no sé si es mejor q se quede atado a esa cadena...
alayma: ¡Qué profunda! Pero sí, todos estamos así alguna vez.
ferguson: Sí, callaíco estás más guapo.
Alberto: Sí, es la catedral... y bueno, con uan cámara de ricos hay que hacer fotos molonas o te pegan.
Auron: La canción es de la banda sonora de Anatomía de Grey y me la pongo cuando quiero animarme :)
Y de escapar... espero que lo siga intentando porque este es el tipo de cadenas de las que no te libras a menos que nunca pares de intentarlo.
Mmmmmmm ya decía q me sonaba!!! Madre mía, si 'House' y 'Anatomía de Gray' lo hubieran puesto hace unos 6 años a lo mejor me hubiera metido a médico y todo xDDD
Vengo del país perdido de los alumnos, pretendiendo descubrir la realidad sobre aquellos que buscaron enseñarme algo y, sin duda, lo hicieron bien.
Y en una mañana en que las neblinas propias oscurecían un cielo más bien azul, encuentro alguien que, hablando de realidades, en vez de terminar de hundirme consigue sacar de mi las pocas fuerzas que quedaban.
Gracias :)
Auron: Eso es que no estabas enganchando a ER (Emergencies, vamos Urgencias) como yo... que sí me planteé hacer medicina... hasta que me dí cuenta de que los ordenadores no se quejan cuando metes la pata y puedes pegarles sin que te denuncien :P
Al: Gracias por la visita y por el comentario. Me alegro de que te guste mi minirrelato ;)
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