La feria no es uno de mis sitios favoritos. Es sucia, llena de polvo y meadas. Hay mucha gente, mucho ruido. Las casetas están llenas de personas mayores bebiendo como jóvenes y de jóvenes saliendo como si estuvieran en una discoteca...
Pero el miércoles fui a la feria como cuando era pequeña: de columpios. La sensación de velocidad cuando el columpio acelera cuesta abajo, la subida de adrenalina cuando crees que te vas a caer en uno de los giros de 360º, la sorpresa cuando vira hacia un lado que no te esperas...
Y recordé el sabor dulce del algodón de azúcar, el olor salado de las patatas asadas, el sonido atrayente y repetitivo de los puestos de juego, los gritos procedentes de mi propia garganta al bajar en la montaña rusa.
El miércoles perdí 15 años durante unas horas... lo malo es que los recuperé de golpe al salir de allí.
Pero el miércoles fui a la feria como cuando era pequeña: de columpios. La sensación de velocidad cuando el columpio acelera cuesta abajo, la subida de adrenalina cuando crees que te vas a caer en uno de los giros de 360º, la sorpresa cuando vira hacia un lado que no te esperas...
Y recordé el sabor dulce del algodón de azúcar, el olor salado de las patatas asadas, el sonido atrayente y repetitivo de los puestos de juego, los gritos procedentes de mi propia garganta al bajar en la montaña rusa.
El miércoles perdí 15 años durante unas horas... lo malo es que los recuperé de golpe al salir de allí.
2 comentarios:
Mmmmm pues menos mal que no fui este finde, porque partiendo de que tengo ahora poco más de 10 años, al ir me quedaría en edad negativa! :P
Hombre, no creo que llegaras a valores negativos... algo habrás evolucionado en los últimos años de emancipación... ¿no?
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